martes, 8 de marzo de 2011

En nómina

Los debiera poner en nómina. Me refiero a los pidiones en las calles. Hay uno en la calle que tomo todos los días rumbo al canal que le tuve que decir que desistiera de pedirme porque no le puedo dar todos los santos días. Y ahora menos.
Digo lo de la nómina porque nos vemos todos los días, a la misma hora y en el mismo lugar. Son como compañeros de trabajo o digamos, si yo soy la que les doy dinero, mis empleados. Casi mis panas.
Pero Dios me dio en la cara un día. ¡Y duro, eh!
Resulta que llevo a mi hija Myriana a casa de una amiga y justo cuando llego a una luz cerca del expreso Trujillo Alto, allí veo uno. ¡Aja! ¡Acá viene y yo pelá!
Déjame ver qué cara le pongo, pensé. Ni siquiera abrí el cristal cuando se me acercó. Le puse cara de “no mijo si no tengo chavos”. Insistió y me gritó: “Myraida Chaves Carbia”.
 ¡Me morí!
Bajé el cristal un poquito y me dice: “¿Cómo estás? Yo te veo todos los días y me gusta porque siempre estás contenta.”
“Chico, perdona, pero es que no tengo ni un vellón encima”, le dije con mi mejor cara de pena.
“No, si yo no quiero que me des dinero.”, me dijo. “Yo lo que quiero es que me saludes uno de estos días en el programa. Eso me haría muy feliz.”
¡¡¡¡¡Búngana!!!!!  ¡Y Dios me dio una bofetá!

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