viernes, 1 de abril de 2011

Yeyita

Los teatreros en Puerto Rico conocían bien a Yeyita Cervoni. Yo también. Era una peculiar mujer, amante de las artes, que llevó una vida de novela. Vivía metida en casa dándole sobos y teses a mi madre en las semanas previas a sus funciones, como hacía con tantos artistas. Y allí estaba yo, en ese eventazo, que era conversar con la Yeya sobre mil cosas: La bohemia, sus amistades, sus amores y desamores, sus secretos…
Hoy la recuerdo porque tengo catarro. De esos que vemos venir y  tratamos de ignorar. De esos que nos sacan lo más feo de adentro, (perdónenme, pero sabemos que es así) y por fuera nos dejan estropeadas.
Yeya decía que eso era bueno para limpiarse. Que por eso existían los catarros, porque el cuerpo necesita esa limpieza, que comienza con la cabeza y termina por no sé dónde.
Y me decía que había que “ayudar” a los catarros a salir bien, aunque fuera lentamente. De ahí, que hiciera inhalaciones con alcanfor, tomara tesesitos tibios y descansara.
Recuerdo su voz. También recuerdo la de mi papá hace unos días, explicándome con lujo de detalles como a él le dio y como aún, dos semanas después, sigue botando mocos. Una amiga, que me notó fañosa, no tuvo reparos en decirme que esto es una plaga en toda la isla y que incluso, hay quien ha tenido que ir al hospital. Otra amiga me recetó todo lo que se tomó en semana y media, sin ir al médico, y la pasó, mal, pero la pasó.
Nos gusta eso de hablar de enfermedades, recetas y medicamentos. Compartimos remedios como compartimos recetas de cocina. Y es que todos somos médicos en Puerto Rico. ¡Yo soy una que me creo la Dra. Chaves, no lo voy a negar! También soy la mejor enfermera del mundo, aunque no lo crean.
Pero volviendo a Yeyita, también de ella aprendí que no hay mejor medicina que el sol. No el que se toma en la playa embadurnada de aceites Hawaiianos, sino el que entra por la boca.
Por dónde? Por la boca?  “Sí mijita, sí. Por la boca!”
“Todas las mañanas párate en la ventana, saluda al sol, abre la boca y deja que te entre”.
Pues a eso voy. Al balcón a saludar al sol, a dejar que me entre, como la fragancia, y me acabe de limpiar esta moquera.
No les parece eso feo de que ahora hablan de mocos en los anuncios?
A mí me parece, fatal!