viernes, 18 de marzo de 2011

El sonido del silencio.
Eso lo escuché en un anuncio de un carro. No recuerdo si es la misma marca, pero en el mío lo escucho.
Encerrada en cuatro puertas dejo mi mente correr en mil direcciones. Repaso conversaciones que tuve minutos antes, organizo pensamientos, medito, rezo y me hago muchas preguntas. He llegado incluso a hablar sola.
Pero es cuando miro alrededor que me pongo a inventar. Creo historias en mi mente de los que por mi lado pasan. Miro por el retrovisor y me pregunto si esa pareja va discutiendo sobre su relación o debatiendo sobre política. Si el del Mercedes tiene preocupaciones. Si los hijos del viejo se preocupan por que él esté guiando….
En ese silencio, en esa ruta a no sé cuantas millas, me pregunto hacia dónde quiero ir. Últimamente me pierdo, aunque llegue a algún lugar. Busco nuevas rutas y aunque sé que las voy a encontrar, el GPS me falla.
Qué es lo que quiero hacer?
Qué me provoca? Cómo hacer algo diferente donde yo sirva como estímulo, como ente provocador de nuevas ideas?
Me voy. Aún no sé si llegue a Ponce o me tire para Mayagüez.
Necesito escuchar el sonido del silencio.

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